El sábado pasado estaba a la mesa con su familia, sus
dolencias estaban en el recuerdo, pero su corazón, que siempre fue grande,
inmenso; le avisó que era el momento de partir. Lo llevaron al hospital de
inmediato, pero en un crucero decidió
bajarse, vio la luz y comenzó a caminar, al terminar el túnel encontró el
letrero que siempre buscó: “Saamarkündá”, sonrió y siguió caminando hacia el “autor,
motor y sostén de todo, al que siempre está aún cuando lo demás se extingue, a
Dios Nuestro Señor”.
Polo López fue lo que admiró de otras personas,
explorador, visionario, inspirador de ilusiones y aventuras, ejemplo de amistad
y entusiasta impulsor de los sueños de otros… y lo seguirá siendo; solo que
ahora desde las civilizaciones que están más allá de lo visible, de las
Saamarkündá que siempre lo han acompañado, desde el paraíso que está bajo
tierra, en el cielo… en el más allá, el abrió desde hace mucho Las Puertas de
la Percepción y en este momento ya están ante su nuevo escritorio, lleno de
proyectos, ilusiones, fotografías, recuerdos.
Afuera de su nueva oficina alguien colocó un letrero: “Se escuchan
y comparten sueños, abierto las 24 horas del día, todo el año”.
Estuvo enfermo y regresó al trabajo con el mismo
entusiasmo, era doctor en Ciencias Humanas, el más acertado de los títulos
académicos, su oficina estaba en la calle, en las universidades, en los centros
culturales, en los estadios, en los teatros al aire libre, en los patios de las
escuelas, su oficio principal era el del escucha solidario que se comprometía
de inmediato con los proyectos de los ciudadanos que lo buscaban y lo seguirán
buscando, para platicar con él con la sonrisa que da la esperanza de una Laguna
mejor, más justa, más solidaria, en paz.
Seguramente el fin de semana John Lennon hizo a un lado su agenda entre las
nubes y cantó con él “Imagina”, al terminar se sentó a la mesa con él y le
dijo: “muy bien Polo, cuéntame de ese mundo subterráneo, surrealista, atávico,
donde pudieran vivir Julio Verne y André Bretón, háblame de Samaarkündá
compañero, ¿cómo es ese mundo que ha permanecido oculto hasta hoy?” .
Polo nació del sol y a él regresó, el Festival que ayudó
a inventar debe llevar su nombre; lo recuerdo en medio de las personas que
acudieron a la clausura de la más reciente edición, saludaba a todos y al
astro, agradecido, contento por la labor realizada con alegría y entusiasmo,
así era Leopoldo Javier López Rodríguez,
un lagunero que como muchos otros, decidió nacer en otra parte, un buen hombre
de sonrisa fácil y franca que era bienvenido en todas las partes a donde iba.
Su corazón y capacidad de trabajo fueron tan grandes
que su hoja de vida es inmensa y tan variada que quien la lee piensa que es la
vida de muchas personas que se llaman igual: Polo López; gerente corporativo de
Desarrollo Comunitario, Comunicación y Administración del Capital Intelectual
en Industrias Peñoles es el más reciente, pero su curiosidad y ritmo de trabajo
le habían llevado antes a un montón de trabajos diversos e interesantes para
una persona que nunca estuvo quieta y que se fue a buscar nuevos horizontes muy
joven, deja a su esposa e hijo y a todos
los que le conocimos, tristes, muy tristes por su partida, pero al mismo tiempo
sonreímos al hacer cuentas y descubrimos, una vez más, que, como él dijo cuando
habló del 50 aniversario del Tec Laguna
a principios de este año: todas las
cifras coinciden y apuntan al mismo sitio lleno de luz y música: la luz que
siempre imaginó y que ahora alcanzó, ya nos contará como fue el camino a
Saamarkündá, como fue su encuentro con un mundo subterráneo.
La dedicatoria de su libro para un servidor lo plasma
perfectamente: “Para mi amigo Ángel Reyna con el deseo de que esta aventura
encuentre en su imaginación y asombro un campo fértil para que él acompañe a
todos estos exploradores a recorrer las maravillas de nuestro mundo subterráneo”.
Finalmente las palabras de una compañera de trabajo de
Polo, Cristina Matouk, directora del Museo de los Metales: “Leopoldo Javier López Rodríguez, Polo. Un
hombre bueno, amable, creativo y generoso. Sus grandes amores su esposa Ana y sus hijos Santiago y
Juan Pablo. Siempre ávido de aprender y capaz de seguir asombrándose. Positivo
en su perspectiva, con una enorme esperanza en la humanidad. Observador y
comprensivo. Tengo presente muchas pláticas con él, pero de forma especial dos:
la primera y la última. Su esencia la
mantuvo a través del tiempo: era un hombre de esperanza, con una nobleza que
proyectaba en su sonrisa y en sus acciones”.
¡Hasta pronto Polo!
Muchas gracias. Coincido mucho contigo. Polo fue (¡es!) un hombre Renacentista consolando las desgracias de la Modernidad. Adoré sus aficiones, su entusiasmo y ante todo, su habilidad para vincularse e infundir el ánimo con las palabras adecuadas.
ResponderEliminarSin duda alguna, no hay mejor descripción para mi tio, quien creyó en mi y con quien un nuevo camino... Esposo me cuides padrino, porque te necesito mucho, te extraño saluda a mi papa ahora los hermanos están juntos... Yo me encargare de mostrarles a quienes no te conocieron, como viviste, sin duda eres una inspiración... Te quiero! Luego te alcanzo...
ResponderEliminarPOLO ,M I QUERIDO POLO, ME ESTOY ENTERANDO DE LA ABRUMADORA NOTICIA, NO TENGO PALABRAS PARA DESPEDIRTE TODAVIA,PERO SE QUE DONDE TE ENCUENTRES SEGUIRAS ILUMINANDONOS. Y EL CASCABEL QUE ME INTERCAMBIASTE POR EL MAIZ TALLADO HACE MAS DE 40 AÑOS SEGUIRA SONANDO SIEMPRE. TU AMIGO RICARDO CEBALLOS
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