Las macetas de Olga y José
Paisaje de Olga Costa
Son dos hermosas macetas con “siempre vivas” y contienen las cenizas de los pintores y promotores culturales Olga Costa y José Chávez Morado, están colocadas en el jardín del museo de la antigua torre de agua en la ex hacienda de Guadalupe, de los Condes de Escalera, barrio de Pastita, en la ciudad más bella de México: Guanajuato.
Las macetas son el resumen de 58 años de matrimonio entre dos benefactores del arte en Guanajuato, fundadores del Museo del Pueblo, restauradores del Museo de la Alhóndiga y fueron el punto de partida y llegada del homenaje nacional a Olga Costa por el centenario de su natalicio –Leipzig, Alemania , 1913-.
El Circuito de Arte Positos en la capital guanajuatense, el Museo José y Tomás Chávez Morado, en Silao, Guanajuato y el Palacio de Bellas Artes, fueron las sedes de exposiciones dedicadas a la memoria de una joven que llegó a México, estudió en la Escuela Nacional de Pintura, se casó en 1935, con el maestro José Chávez, vivió con él en Veracruz y decidieron luego radicar en el antiguo barrio de Pastita, donde habilitaron una viejo torreón y más tarde, otro hermoso edificio en la misma propiedad.
Un saludo a la hermosa pintora que hizo de México su patria y que durante más de 50 años de trayectoria pintó retratos, autorretratos, paisajes, naturalezas muertas y fue una enamorada del Guanajuato colonial.
Hice un recorrido por el centro y las cercanías de la capital guanajuatense, vi obras de todo tipo, el homenaje de artistas como Carolina Parra, Paloma Díaz, Claire Niehus y su bellísimo retrato, América Villagómez y la realista Alondra Velázquez.
“Si me prestas tu mirada”, colectiva multidisciplinaria, fue un verdadero banquete, un “acercamiento a la realidad” (Flor Bosco) y pregunté “¿A dónde van esa alas?” (Vanesa Salas).
Luego vino el plato mediático del museo del Palacio de Bellas Artes, donde se exhibieron obras de particulares y más de 12 instituciones culturales que se sumaron al homenaje a Olga Costa, Premio Nacional de Ciencias y Artes , artista que inauguró su museo en la antigua casa suburbana y murió ese mismo año: 1993.
Nueve años después falleció su compañero de toda la vida, José Chávez, quien eligió descansar en cenizas al lado de su amada Olga.
Los custodios del museo colocaron “siempre vivas” diferentes en las macetas de Olga y José; Don Manuel nos dijo: “están a la distancia adecuada, cuando crezcan las plantas se van a entretejer , como cuando los maestros estaban vivos, su destino es el mismo, vivirán como dos eterno enamorados”.
Termina el año de Olga Costa, en 1993, José Chávez dijo en la inauguración del museo Costa – Chávez, “termino satisfecho de ver, que esta vieja torre de piedra que labramos Olga y yo con amor, hoy se abre al público guanajuatense y foráneo, sentimos como si lanzáramos un barco al mar…”.
Ese barco sigue en alta mar, es el barco del amor.
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