sábado, 14 de marzo de 2015

50 SOMBRAS DEL SEXO



“50 Sombras de Grey” se asoma al mundo oscuro de los encuentros sexuales ocasionales y aunque se pueden convertir en repetitivos, mantienen el enigma del primer encuentro, de la adrenalina que linda con la muerte y del morbo que puede terminar  en tragedia. Hace unos días compartí con Bety Acosta un texto sobre filmes con distintos grados de erotismo que han impactado en diferentes épocas del cine, como “Bilitis” de David Hamilton, o “Emanuelle” de Just Jaekin. La otra vertiente de la    que se puede hablar en estos días de escándalo por la historia de sadismo en “Grey”, son las cintas sobre estos encuentros-desencuentros que están en el límite constantemente.
Veamos algunos apuntes, un filme europeo: “Último Tango en París” de 1972, filmada por Bernardo Bertolucci, una europea en Viet Nam  de 1929 en “El Amante del norte” de Jean-Jacques-Annaud, realizada en 1991 y una norteamericana en el aburrimiento total en “Buscando a Mr. Goodbar” de Richard Brooks en 1977. Tres películas que causaron furor en su momento, sobre todo “El Último Tango” con una muy joven María Schneider y un decadente Marlon Brando en una historia que refleja fielmente el  tono de este tipo de cine: la decadencia social.



Bertolucci le da muchas vueltas a la historia, pero al final se sale con la suya, como siempre: quien viola la ley moral, terminará , tarde que temprano, mal, muy mal. Pero el personaje mismo busca ese final, está marcado por la tragedia y aunque trate de alejarse de ella, no puede evitar el seguir el camino del peligro, de la muerte. Lo mismo sucedía con la colegiala de “El Amante”, una novela seguramente autobiográfica de Margeritte Duras, la casi niña Jane March que sube al auto del comerciante chino caracterizado por Tony Leung Ka Fai y tiene relaciones sexuales intempestivas, cotidianas que llevan a ningún lado, como sucede con los encuentros fortuitos, nocturnos de la hermosa soltera que busca sexo –y lo encuentra- casual en los bares estadounidenses en “Buscado a …” que unía a dos mundos, la vieja Norteamérica y la desatada nueva moral de búsqueda sexual cotidiana.
En las cintas el encuentro-desencuentro no conduce a algo en forma definitiva, salvo a la muerte, al aburrimiento, o al supuesto crecimiento emocional de las protagonistas: mujeres jóvenes en busca de sexo, y si no lo buscan, de todos modos el sexo las encuentra, como sucede a la casi niña que es abordada por el rico comerciante al salir del colegio vietnamita.



“El Último Tango en París” es la obra maestra en este género, la que muestra de una forma cínica, descarnada, una faceta del ser humano, la de la búsqueda de la muerte a través del sexo, del encuentro donde la violencia se puede o no disimular, pero va a estar ahí, presente.
Este tipo de cine retrata una forma de vida donde la soledad es un signo de las sociedades a través de las culturas mas diversas donde, sin embargo, hay conductas comunes , en ellas lo que menos importa es el detalle, porque en estas relaciones, lo verdaderamente importante es que la muerte está asomada a la ventana, atenta para entrar.
Las jóvenes francesas se encuentran con el sexo sin buscarlo. La soltera estadounidense lo busca y lo encuentra en cada bar, pero ¿y el amor?



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