sábado, 23 de agosto de 2014

IN MEMORIAM TATUL YEGHIAZARYAN

Fue el primer concierto de la Camerata de Coahuila sin su concertino Tatul Yeghiazaryan, sucedió en una noche llena de nostalgia, de música hermosa, romántica en un teatro  atento a cada concierto, a los dos encores: antes del intermedio, con el solo de oboe de la banda sonora de Ennio Morricone para  “La Misión” y al final del concierto con la música de Bizet, de quien volveremos a saber en octubre 24 y 26 con “Carmen”, su famosa ópera.
Una noche ligera, llena de momentos plenos de belleza con el concierto para oboe en Re Mayor de Richard Strtauss, tres movimientos donde se pudo apreciar la excelencia musical del veneciano Gianfranco Bortolato que conectó estupendamente con el público del primer concierto de la segunda serie de la temporada 2014, de la orquesta dirigida por el maestro Ramón Shade.

Primero la Obertura a “Ifigenia en Áulide”, de Christoph Gluck, luego el platillo fuerte de la noche, el concierto de Strauss y en la segunda parte el trabajo de juventud de George Bizet “Sinfonía número 1 en Do Mayor”.

Como concertino invitado, el concertino y director temporal de la Orquesta Sinfónica de Michoacán, Sergei Kossiak, la presentación de Abderrahman Anzaldúa con los violines primeros y la ausencia del violinista armenio Tatul Yeghiazaryan (1951-2014) a cuya memoria se dedicó el concierto según explicó el maestro Ramón Shade al inicio de la velada.
Tres momentos muy emotivos en la vida artística de la Camerata, las palabras de su director artístico, el encore de Bortolato, lleno de sentimiento y de compromiso con el solo de oboe en la película sobre el humanismo jesuita en el Paraguay colonial y, finalmente, el encore esperado con la orquesta en pleno llena de nostalgia y de un sentimiento desgarrador donde la  tristeza fue suplida rápidamente por la motivación del arte como generador de vida.
Tatul seguirá vivo mientras se le recuerde, se le siga viendo salir a escena y sonreir a sus compañeros. El aplauso del público al terminar las palabras del maestro Shade en memoria del concertino, fue largo, caluroso, más que merecido y con un mensaje común: gracias Tatul.
Luego vinieron las palabras emotivas de Bortolato al terminar su participación en el concierto de Richard Strauss, de nuevo el nudo en la garganta y al comenzar el encore, el silencio absoluto, la contemplación del arte como dignificador de la vida y el dejo de tristeza en los rostros de muchos , entre ellos los mismos músicos.
Primer concierto  de otoño con sabor a tristeza y alegría al mismo tiempo, de sentimientos encontrados, de agradecimiento a la vida y la enseñanza  de un excelente profesor y violinista que lo dio todo a la tierra que a cambio lo abrigó en su último suspiro… Tatul descansa ahora y el concierto del 22 de agosto lo arrulló por 90 minutos, él duerme el sueño de los justos, de los hombres buenos y no contestará más a la tercera llamada.

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