lunes, 24 de septiembre de 2018

Los jóvenes carne de cañón

Qué vergüenza, directivos de clubes de fútbol de la Liga MX, funcionarios de la UNAM y otras universidades mexicanas y políticos incrustados en partidos de todos los colores que manipulan,
enajenan a jóvenes para utilizarlos como grupos de choque, carne de cañón, que lastiman a otros jóvenes como ellos en busca del poder, del reconocimiento social (...) como si estuviésemos en una sociedad para militarizada y fascista.

Todo esto al estilo de la denuncia que hizo el francés Louis Malle en la película "Lacombe Lucien", donde el cineasta francés presentó a un adolescente campesino que colabora con la policia francesa en busca de aceptación.

Malle supo de la represión del estado mexicano a los jóvenes manifestantes del Jueves de Corpus el 10 de junio de 1971. La administración del Distrito Federal entrenó a cientos de jóvenes llamados "Halcones", les dio varas largas con descargas eléctricas y armas de alto para reprimir a los estudiantesey trabajadores en la avenida San Cosme.

Entonces, en 1973, el artista le pidió permiso al gobierno de Luis Echeverría, el mismo que entrenó a los "Halcones", para filmar una historia sobre el adolescente manipulado y convertido en "Halcón". A la distancia no se si fue demasiada ingenuidad la del director de cine, pero se regresó sin permiso y entonces adecuó la anécdota a un jovencito colaboracionista de la República títere del nazismo.

La historia se repite en los campus universitarios, las calles de San Nicolás y el interior de los estadios; porque no son sólo solo los ejemplos de la represión violenta contra los bachilleres del CCH-UNAM o un pleito callejero.

El tema es más serio, los clubes de fútbol pagan a estos grupos de choque, como la Monumental del América, o toda la porra del Pachuca, equipo que inició el tema de los grupos llamados Barras, en Argentina, de donde trajeron líderes para enseñar a los mexicanos a actuar como gorilas mediáticos en los estadios.

No olvidemos las escenas lamentables de los porros del Tigres en el TSM o los tradicionales pleitos entre aficionados de los Rayados y los Guerreros en el estacionamiento del TSM. Lo sucedido el domingo 23 de septiembre no es un hecho aislado.

Tampoco fue un pleito entre adolescentes aficionados a la filosofía en las inmediaciones de la Rectoría UNAM. Los porros y las barras son grupos manipulados por grupos de poder que disfrutan asustando a los jóvenes; ni la universidad ni el estadio están a salvo de los hilos que maneja el poder.

No hay pretexto que valga, la policia universitaria no intervino en la golpiza que dieron los porros a los alumnos de Azcapotzalco el 3 de septiembre; la patrulla de policía no intervino en la golpiza que dieron los orangutanes disfrazados de aficionados a un joven como ellos el domingo 23 de este mes. Y pudo ser peor aún, si el conductor del auto viejo y grande acierta a atropellar a los combatientes callejeros en Nuevo León.

Qué país s es este donde se sacrifica a los jóvenes en enfrentamientos callejeros mediáticos? Hasta donde se tendrá que llegar para desenmascarar a los grupos de poder en la UNAM que patrocinan a adolescentes de 17 años para que acuchillan a otros jovencitos? Hasta cuándo los clubes de fútbol en México seguirán pagando viajes, entradas a los estadios, borracheras y desmanes de las llamadas barras?

Hoy no es un buen día.



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