domingo, 27 de agosto de 2017

Todos somos Daniel Blake

Las ciudades industriales no son el paraíso y el veterano director británico Ken Loach lo ha dicho muy bien en "Yo, Daniel Blake" dónde mantiene el espíritu fresco, de izquierda correcta y se mantiene como ejemplo del British Social Realism y el Neorrealismo Italiano.
Ganador en dos ocasiones de la Palma de Oro del Jurado de Cannes y de otras 3 Palmas, Loach presenta un discurso sencillo, hiperrealista, demoledor y con un sentido humanista que no por previsible es menos importante. Su Daniel Blake es el obrero que representa a todos los desheredados de la sociedad industrial, es un carpintero objeto que es desechable y al que hay que hartar con la burocracia británica descarnada y nada elegante.
La cinta escrita por Paul Laverty, socio habitual de Loach, nos presenta a obreros enfermos que ya no caben en el sistema y a jóvenes que tampoco son interesantes como nuevos integrantes del proletariado en la ciudad industrial.
Dany tiene 59 años y acaba de tener un paro cardiaco, encuentra en su camino a Katie, madre soltera que ha sido trasladada por el sistema a Newcastle,  y a China, un afroingles totalmente marginal que vive de vender tenis piratas.
Los personajes de esta mini Corte de los Milagros son muy familiares, casi podrían ser nuestros espejos por eso duelen tanto al espectador, por su cercanía, les podemos dar otros nombres y hacerlos que caminen otras calles y vayan a otras oficinas, pero seguirán siendo los mismo y es este sentido universal de "Yo, Daniel Blake", lo que evita el estereotipo del filme.
No importa el final de la historia de Daniel, lo conocemos desde el principio de la película, lo que importa es la forma en que un buen ciudadano lucha porque el sistema respete su dignidad, que también es una pelea que sabemos es desigual y que  tiene un resultado previsto.
Cada secuencia de la cinta es más aterradora que la anterior y cuando parece que habrá una tregua para el espectador, la tragedia da otro golpe demoledor; así los momentos del Banco de Alimentos, el supermercado, el retardo  de Katie, la venta de cochera de Daniel ,  todo conmueve y es un espejo que nos dice: este eres, en esta sociedad vives, solo le importas a los que de pronto pueden amanecer en el lado de los marginados.
Las actuaciones de Dave Johns como Daniel y de Hyles Slyles como Katie, confirman que Ken Loach no ha perdido el camino de un cine importante por su forma y  contenido.
La cinta se proyectó en la 62 Muestra Internacional de Cine que presenta la Ibero Torreón con el apoyo de "Cinética va" y Cinepolis Galerías.

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