jueves, 18 de septiembre de 2014

CARLOS CRUZ Y LOS ESPEJOS

 Carlos Cruz presentó una nueva propuesta, llena de misterio, de imágenes tras otras imágenes, de personas plenas de vida y de muerte, de la locura humanista que nos rodea todos los días. El artista interdisciplinario arriesga el sentido humanista de su rutina sobre gente que se pierde en el espejo, en una laguna, en la vida cotidiana y aparece con otras formas, nuevos lenguajes y los mismos temores que han atormentado a los seres humanos desde las cavernas.
Cruz realiza actualmente una residencia artística en “Impulso Interno, escénica contemporánea” y esta semana ofreció a un púbico selecto, en “Área Móvil”, su mas reciente trabajo de Butoh, teatro a una sola voz, danza, música y expresión corporal a partir de una serie de textos con los que Cruz armó un guion que impacta al público desde el principio.
La magia de la voz sin voz, del movimiento corporal que dice lo que la voz disimula o calla, un solo actor en escena  con la única intención de trasmitir un mensaje sencillo y difícil a la vez: la locura es parte sustancial de la existencia humana.
Pero ¿quién está realmente enfermo? O ¿quién está realmente sano? Carlos Cruz se aventura en la relatividad de las cosas , de los conceptos y de las realidades de la gente. El ser no quiere morir, peor en ocasiones no encuentra otro camino y de su muerte desde lejos, fuera de sí y reflexiona sobre el hecho de una forma constante, directa, mágica.
 El actor comenta que el espectáculo  del ser en el espejo, le llevó un año de trabajo, de buscar asesorías, de leer textos de Antonio Artaud y la poética latinoamericana, de medir los límites a los que se podía llegar con este espectáculo que es un monólogo, teatro a una sola voz desgarrada, alucinada, que quiere vivir a cualquier costa, que busca la trascendencia y que irremediablemente está cuerda.
El espejo intimida, desnuda al que se atreve a verse reflejado en él, no miente y cuando lo hace es porque su autor lo fabricó para mentir deliberadamente,  el espejos, los espejos se contonean en el escenario, la pintura cubre a Carlos Cruz de pies a cabeza, literalmente- y el público disfruta cada cuadro, cada momento.
Cruz es un niño, un anciano, un rostro atormentado Es un bailarín, un cantante, un ser solitario que deambula por el mundo, un ser frágil que busca la forma de permanecer en el mundo. También es el actor y bailarín que cuida cada detalle de su trabajo escénico y es capaz de conmover y  alegrar al público, pero también lo acongoja, lo pone triste, se solidariza con cada espectador en medio de la noche.
Cruz trabajó estas semanas con las niñas  -y un niño- de la compañía infantil de “Impulso Interno”, el domingo presentan el resultado del trabajo, será en la Plaza Mayor de Torreón a las 19:00 horas como cierre del Festival infantil  “La Maroma” que organizó la Secretaría de Cultura del estado de Coahuila.
También podremos ver a la compañía en su plenitud estos días, por ejemplo hoy viernes a las 12:00 horas en una función para los alumnos y profesores de la Preparatoria Miguel de Unamuno en el cetro de la ciudad.
Y lo más importante: Impulso Interno, Escénica Contemporánea, cumple 4 años que han estado llenos de éxitos y experiencias colectivas, viajaron a Puebla con la compañía infantil, tuvieron el estreno de un trabajo de Enrique Alamillo que pasó una temporada con ellos, han tenido varias temporadas en los teatros regionales, algunos de sus integrantes, como Aarón Rivera, han recibido apoyos del gobierno para su trabajo con la Compañía y cuentan con un espacio propio en la avenida Abasolo 333 poniente, atrás de la Presidencia Municipal.
No hay mejor forma de celebrar cuatro años de vida de “Impulso Interno escénica contemporánea”, que verlos con su gran amigo, el actor, bailarín y coreógrafo Carlos Cruz.

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