domingo, 28 de septiembre de 2014

RUTA DEL SOTOL Y EL CARDENCHE

                                       La Danza Guadalupana en la ex hacienda de La Loma

Fue un recorrido lleno de emociones, sorpresas y momentos muy divertidos. La ruta del Sotol y la Canción Cardenche es un verdadero banquete de cultura, entretenimiento puro, esparcimiento familiar y un pretexto ideal para seguir pensando en el tema central de cualquier región ¿dónde reside su identidad?
La gente llegó apresurada de su casa o trabajo para subir al autobús del Museo Arocena en esta actividad de la Dirección Regional de Culturas Populares de Ciudad Lerdo, Durango. Me tocó viajar con un grupo de amantes de las cactáceas y las suculentas y con mis alumnos y alumnas del Diplomado de Historia de la Arquitectura Regional en la ULSA Laguna y ser guiados por tres expertas en cultura popular: Rosita, Elena y Guille que hicieron el viaje más ligero y divertido.

La primera estación es para degustar gorditas de horno rellenas con rajas y queso, requesón, chicharrón y otras delicias de la cocina lagunera. La señora Socorro nos tenía preparadas bolsitas con pan de nata y gorditas en Los Ángeles, carretera libre  Lerdo-Cuencamé donde además vende sandías, nueces y pan dulce.

La segunda estación fue para tocar el corazón mismo de la Laguna de Durango, la ex hacienda de Santa Trinidad de la Labor de España en el bello ejido de La Loma, cerca del río pasamos una tarde impresionante, recorrido por los dos patios, el sótano, al escalera monumental… escuchamos a Beto y su acertada guía por el lugar, visitamos la capilla de la Concepción y presenciamos la imponente Danza de la Pluma a cargo de la Danza Guadalupana con tres generaciones de la familia Antúnez Ávalos, Antonio en el tambor, Pedro como capitán, Juan como bailarín y Cynthia como La Malinche. El violín es el señor Jesús Silva.


Los Cardencheros de Sapioriz, Durango.
La danza se prepara para dos fiestas importantes en La Loma, el 8 de diciembre, día de la Virgen de la Concepción, cuando danzan en el casco de la ex hacienda, desde las 4 de la tarde hasta que queman la pólvora y el 12 de diciembre, Día de la Virgen de Guadalupe, cuando danzan todo el día en la iglesia del poblado.
La emoción a todo lo que podía dar, la danza que solo se conserva en algunos sitios de la región, como La Partida y La Loma, el enigma de la conquista de las almas y todo a unos metros de la sala donde los revolucionarios de Chihuahua, Coahuila y Durango, entregaron el mando de la División del Norte a Pancho Villa para encaminarse luego a la Batalla de La Laguna en 1914.
Más tarde parada obligada en una de las tiendas y vinatas de La Torreña para degustar licores de guayaba coco, piña y el famoso sotol del lugar. Hubo explicación, venta y disfrute del paisaje del sitio que ha sido escenario de películas y como colofón un atardecer de otoño.

                             Los paseantes en el sótano de la  ex hacienda de La Loma, Durango

El remate no pudo ser más espectacular, los muchachos de Culturas Populares nos llevaron a la casa de Higinio, el joven músico que vive en la orilla del ejido, entre una acequia y el cerro, un odeón natural donde hubo degustación de sotol, gorditas de harina rellenas de asado verde y rojo , café y la escenografía más impactante que se pudiera encontrar para un recital de canciones con los Cardencheros de Sapioriz.
Al bajar del autobús, en una noche oscura, una joven  exclamó “¡Mira las estrellas!” ,luego tomamos lugar en el anfiteatro natural y escuchamos “Al Pie de un árbol” y “Yo ya me voy a morir a los desiertos” en medio de la nada, estuvimos atentos a la charla de  los tres cantantes e Higinio, su joven relevo. Al final hubo venta de discos compactos, fotografías con los cantantes ganadores del Premio Nacional de las Artes 2008, los artistas son Fidel Elizalde -hijo de Don Eduardo, otro intérprete legendario- Antonio Valles y Guadalupe Salazar, Don Genero Chavarría ya no los acompaña, está mayor y enfermo.

La caravana atendida generosamente también por Jesús y Gamaliel, regresó casi a medianoche a las ciudades y nuestros anfitriones nos dejaron a nuestra suerte citadina. Muchos de los viajeros habían estado en el campo lagunero por primera vez, no conocían la Danza de la Pluma y luego de escuchar  a los cardencheros  quieren regresar a escucharlos de nuevo con “Jesusita me dio un pañuelo”, “Ya se van las golondrinas” o “Huérfano soy”.
Al despedirse de sus compañeros viajeros, el arquitecto Antonio Luna dijo “el recorrido fue muy padre, vimos muchas cosas y además, conocimos a personas muy importantes y sencillas”. La “Ruta del Sotol y la Canción Cardenche”  iniciada hace unas semanas, con su gastronomía, danzas , canciones y arquitectura monumental es ya Patrimonio Cultural de La Laguna. ¡Bravo!

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