viernes, 23 de marzo de 2018

LA INFANCIA SOÑADORA DE IVAN

Es excelente el ciclo "Un mundo aparte" que proyecta el Cine Club "Cuadro por Cuadro" del Museo Arocena. Programaron nueve filmes sobre  niños que enfrentan su terrible realidad con dos herramientas básicas: el juego y la imaginación. "La Infancia de Iván", ópera prima del soviético  Andrei Tarkovsky así lo confirma.
La cinta fue realzada en 1962, cuando estaba muy fresco el recuerdo de la Segunda Guerra Mundial y del sacrificio de millones de soviéticos en su lucha contra la Alemania Nazi. Esta referencia histórica y cultural se manifiesta de forma muy clara en la anécdota del pequeño Iván que atraviesa una y otra vez las líneas enemigas para llevar y traer información que puede ser útil al ejército rojo, en una guerra aparentemente perdida de forma irremediable.
 "La Infancia de Iván" muestra claramente lo que sería el universo de Trakovsky, el realizador de "Sacrificio", "Solaris" y "Andrei Rubliov", películas que se inscribieron definitivamente en referencias cinematográficas que son parte del lenguaje fílmico a partir de imágenes oníricas y mensajes llenos de magia y que está más cerca de la realidad de lo que muchos espectadores pudieran pensar.
Tarkovsky supo presentar la imaginación de un niño que es capaz de actuar de forma más que madura para su edad, pero tiene la gracia de mantener su imaginación infantil a pesar de la tragedia en la que está envuelto sin remedio.
Si es seguidor del cine del poeta Tarkovsky, ver de nuevo "La Infancia de Iván", será una oportunidad para revisar sus conceptos sobre realismo mágico y si se va a asomar por primera vez al cine de uno de los grande de la historia, será testigo en primer plano de una alternativa para hacer cine: uso de imágenes mágicas para contar una historia con la gracia capaz de atrapar al lector filmico que buscará una y otra vez, la forma adecuada de leer esas imágenes donde la madre de Iván está presente una y otra vez, a pesar de haber muerto en un ataque alemán en mitad de la guerra.
Lamentablemente, el discurso de "La Infancia de Iván" está vigente. La guerra puede afectar al desarrollo de un niño, pero nadie podrá quitarle nunca su capacidad de imaginar, de soñar, de evadirse inconscientemente de su cruda realidad. 
Eso por un lado, mientras que por otra parte, el director busca nuevas formas narrativas para hilvanar una pequeña gran historia donde la realidad, la magia y los sueños se entretejen de forma adecuada para presentar al espectador una película sencilla en su propuesta, efectiva en sus resultados y triste, muy triste en la forma en que los adultos somos capaces de destruir a los niños.
Iván es un niño socarrón, lo quitan de la línea de batalla y regresa a ella, se arriesga una y otra vez, busca hacer daño al bando enemigo que lo ha dejado sin familia y sus amigos adultos intentan sacarlo de la guerra, enviarlo a lo más lejano de la retaguardia, pero el niño tiene un destino y va hacia él.
Vaya al cine la tarde del sábado 24  o domingo 25 a las 16:00 horas, la cinta se proyectará en el auditorio del Museo Arocena. La entrada es libre.


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