Es verdad que la mayor controversia la causó al criticar a los intelectuales de izquierda de tirar la piedra y esconder la mano en el Movimiento Estudiantil Mexicano de 1968, pero su papel ciudadano en el mismo movimiento, como supuesta informante de la Dirección de Seguridad y sus declaraciones contundentes contra Octavio Paz, con quien estuvo casada, rebasaron con mucho su papel e importancia como la gran escritora mexicana durante el siglo pasado.
En vida, Elena Garro cargó con una lápida que le impidió brillar con luz propia, primero Paz no la dejó seguir sus estudios en la UNAM, luego protagonizó un gran amor a distancia, largo y frustrante con el escritor argentino Bioy Casares, más tarde fue trashumante en un auto exilio doloroso y casi interminable y, finalmente, regresó a México enferma, sin dinero y con la eterna sentencia de ser la ex incómoda de Paz, el Premio Nobel de Literatura.
La declaración que levantó ámpulas en la comunidad intelectual fue la siguiente: Yo culpo a los intelectuales de extrema izquierda que lanzaron a los jóvenes estudiantes a una loca aventura que ha costado vidas y provocado dolor en muchos hogares mexicanos.
Ahora, como cobardes, esos intelectuales se esconden... son los catedráticos e intelectuales de izquierda los que les embarcaron en la peligrosa empresa y luego los traicionaron. Que den la cara ahora, no se atreven. Son unos cobardes.
Después, Elena y su hija Elena Paz Garro, salieron del país rumbo a Estados Unidos y Europa después.
De todo esto hablará el periodista Rafael Cabrera, del equipo de Carmen Aristegui y autor de "La Casa Blanca de Peña Nieto". El investigador presentará su libro "Debo Olvidar que Existí" (Retrato inédito de Elena Garro), será el martes 23 de octubre a las 17:00 horas en el auditorio del Museo Arocena como cierre del ciclo "Jóvenes y Movimientos Sociales, a 50 años de Tlatelolco 68", que organiza la biblioteca del Museo.
Elena Garro es considerada precursora del Realismo Mágico, publicó su gran novela " Los Recuerdos del Porvenir" poco antes de "Cien años de Soledad" y su fondo y forma se relaciona con la literatura de Juan Rulfo. Enríque Krauze ha dicho de ella que "fue la escritora más poderosa y original de siglo XX mexicano, al menos hasta los años setenta".
En los 50, Octavio Paz le pidió a Garro obras suyas para incluirlas en su trabajo, pero también llegó a decir de ella y de su hija "...no cesan de urdir tretas y calumnias para extorsionarme, deshonrarme...es horrible sentirse odiado".
Se ha escrito también que la escritora no fue espía o traidora, sino que se acercó al régimen y fue utilizada. Y muchos coinciden en que el 68 fue una quiebra para ella, y no se recuperó.
Elena Garro murió a los 81 años, en la funeraria de Cuernavaca apenas la acompañaron su hija, Rafael Tovar como director de Conaculta y algunas personas... estuvieron ausentes sus gatos y la comunidad intelectual.
Dos frases para terminar:
"Ella es una herida que nunca se cierra, una llaga, una enfermedad..." (Octavio Paz).
"Me dediqué a callar porque había que callar" (Elena Garro).
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